LOS BARRIOS EMBLEMATICOS DE AL ARQUITECTURA EN SANTIAGO

(1) BARRIO CONCHA Y TORO: VESTIGIOS DE UN PASADO ARISTOCRÁTICO
Emplazado entre Alameda, Erasmo Escala, Cumming y Brasil, este barrio se caracteriza por sus construcciones neoclásicas, góticas y art decó y por sus calles curvas, angostas y adoquinadas. Ese es el entorno que ha fascinado a artistas y directores. A principios de la década de 1930 y una vez que el destacado ingeniero Enrique Concha y Toro había muerto, su viuda, Teresa Cazotte, decidió demoler el Palacio Concha Cazotte y lotear gran parte del parque en que estaba inserto. Ella quería crear un barrio europeo de callejuelas cortas y entrecruzadas, donde las fachadas fueran continuas y se situaran en torno a la Plazoleta Du Pont, hoy llamada de la Libertad de Prensa.
Declarado Monumento Histórico Nacional en 1989, actualmente es punto de encuentro para dibujantes, fotógrafos, turistas y todo aquel que busca recordar. De hecho, el fotógrafo Juan Domingo Marinello cuenta que al estar ahí se sienten los fantasmas más cerca, se han quedado más que en otros lugares. Por su parte, al escultor Gaspar Galaz le recuerda la primera mitad del siglo XX, las burras y cuando era una ciudad recorrible y caminable. Para el pintor José Balmes hay un silencio que recuerda otra época.
(2) PASEO LA BOLSA: ARQUITECTURA PARA EL COMERCIO
Inspirada en el renacimiento francés, la manzana conformada por las calles Bandera, Alameda, Nueva York y La Bolsa fue proyectada a principios del siglo XX luego de que las monjas agustinas lotearan ese desnivelado terreno. Como el trazado establecido se caracterizaba por una intrincada forma, los arquitectos debieron ceñirse a curiosos ángulos para edificar sus construcciones. Por esa razón el edificio de la Bolsa de Comercio y el de la Compañía de Seguros Generales La Mundial –donde ahora funciona el banco BBVA– presentan una planta de diseño triangular.
El sector se creó pensando en darle a Santiago un enclave económico que concentrara en pocas cuadras los elementos necesarios para un adecuado desarrollo de la actividad bursátil. Actualmente, decenas de ejecutivos dominan un agitado ambiente donde los números son los protagonistas, y tan en función de ello ha crecido este barrio que, incluso, hay una tienda de finas camisas y corbatas para que los inversionistas se mantenga de punta en blanco. Me gusta porque se vincula el patrimonio tangible con el intangible, opina Óscar Acuña, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Monumentos. Además, el director del Museo Nacional de Bellas Artes, Milán Ivelic, ve ahí una interesante confluencia con la Alameda, ya que hay edificios de arquitectura muy noble, como el Club de la Unión.
(3) JOSÉ VICTORINO LASTARRIA CON ROSAL: EN EL CORAZÓN DE LA CULTURA
Durante las últimas décadas este sector se ha convertido en sinónimo de bohemia y actividad artística. El barrio comenzó a formarse a mediados del siglo XIX en torno a la Parroquia de la Veracruz, que data del año 1857. Al costado de calles pequeñas y curvas, renombrados arquitectos –como Emilio Duhart, Carlos Bolton y Luciano Kulczewski– dieron forma a casonas de estilo tradicional, tan típicas que en 1997 el área fue declarada Zona Típica de Chile. Aunque fue un lugar residencial, después de su remozamiento en los años 90 –donde se recuperaron fachadas, se modernizó el alumbrado público y se reemplazaron algunos adoquines– nació la Plaza Mulato Gil de Castro y el paseo peatonal entre Rosal y Merced que hoy se llena de vida con acogedores bares, cafés, tiendas de diseño, restoranes, museos y galerías.
Tal vez es esa atmósfera cargada de cultura y romanticismo la que atrae diariamente a intelectuales, escritores, artistas, visitantes y simples transeúntes. Para el fotógrafo Guy Wenborne, se ha recuperado dignamente el espacio público y ha surgido gran actividad cultural que da vida al barrio. Max Donoso, también fotógrafo, considera que Lastarria con Rosal con el tiempo se ha convertido en un lugar para caminar y sentarse a tomar un café, ver exposiciones y librerías. Es un sitio amable y entretenido, a sólo pasos del Museo Nacional de Bellas Artes y el Parque Forestal.